Uno de los problemas más comunes al que se enfrentan las mujeres son las estrías.
Se definen como lesiones cutáneas producidas por la rotura de la estructura de la piel y alteraciones de las fibras de colágeno y elastina.
Son consecuencia visible de las variaciones bruscas de peso, tanto por adelgazamiento como por obesidad. También influyen en su aparición los cambios hormonales, de ahí que aparezcan en el embarazo y la pubertad.
En 75 por ciento de las mujeres embarazadas aparecen entre el cuarto y octavo mes y en el caso de las adolescentes, 10 por ciento las padecen.
Las zonas más vulnerables son: senos, vientre, muslos, caderas y los glúteos.
Cuando la estría es rojiza se trata de una rotura reciente y es más fácil de tratar, pero si tiene un color marrón es una estría antigua y es más difícil que desaparezca.
Al contrario de lo que sucede con la celulitis, el bronceado no las disimula ya que no se pigmentan y su color claro se hace más evidente.
Para prevenir su aparición es necesario luchar contra el hundimiento del tejido de sostén, contra la distensión de la piel y contra las reacciones inflamatorias.
Es indispensable mantener la piel nutrida siempre pero sobre todo en los momentos en que se prevé un estiramiento importante como el embarazo o adelgazamiento.
Los productos que ayudan a la prevención y regresión de las estrías hidratan la piel y permiten el alisamiento del relieve cutáneo y aumento de la elasticidad.
Reconstruyen el tejido de sostén y mejoran la firmeza y tonicidad de los tejidos.
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