Mirarle a los ojos
y sentir como nuestros cuerpos se funden en deseo.
Me hace presumir
que de afuera estoy soñando y que no es real lo que veo.
Te digo gritando lo que siento.
Pero ni yo mismo me escucho;
pues el contacto es deseo a deseo…
Mis atrevidas manos
recorren todos los tiempos agitando el fuego de tu piel;
mientras que al paralelo del momento,
nos desnudamos sin hacerlo.
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