Tan cargada de vida está la verde absenta de tus ojos cuando hablas, que emborracha mirarte, y anto frío puede albergarse en ellos, que se hiela mi pecho si me miras. Soy apenas quien teme y quien desea. No me mires si es tan sólo por juego o por despecho, pues abrasa la llama que en mí prendes con apenas volver a mí tus ojos. Pero si sólo es juego o es despecho, en esa luz de súbito relámpago que enciende tantas veces tu mirada, quiero quemarme así si así me miras, pues no existe el ayer ni importa el luego.
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